LIMA - PERÚ MIÉRCOLES 05 DE NOVIEMBRE DEL 2014
Efesios 2:12-13.
"Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo".
*** La referencia del v.12, nos habla de todas las cosas que no teníamos, que hemos de observar más detenidamente.
(I) ESTAR SIN CRISTO. Reporta el estar desprovistos de los beneficios del Ungido en nosotros como algo que vendría por ello, refieriéndose a la gloria que en nosotros habitaría en calidad de esperanza (Col.1:27); pero ésta sería una realidad después de un proceso que evidenciaría esa gloria para los aspectos relacionados con nuestra herencia. Así, tras el anuncio y la amonestación particular, la enseñanza de la sabiduría nos daría la perfección que nos permitiría estar presentes ante el Señor como sello de la apostólica labor (Col.1:28-29).
(II) ALEJADOS DE LA CIUDADANÍA DE ISRAEL. Aquí se nos habla de aquello que llegó a ser la nación escogida, conteniendo en su nombre las siglas que identifican a las tres personas incluidas en el plano memorial histórico-profético, junto con sus cónyuges: Abraham-Sara; Isaac-Rebeca; Jacob-Lea; Veamos:
I Isaac, Iacob;
S Sara;
R ebeca;
A Abraham (a la que se añade la E para pronunciarla);
E (adjunta a la A para que suene fonéticamente);
L Lea.
*** Es necesario recordar que la promesa dada a Abraham le es repetida luego a Isaac y a Jacob con algunas addendas o añadiduras; y que el templo, hasta donde se cree, alberga en su base las tumbas de los patriarcas ya mencionados con sus respectivas esposas.
(III) AJENOS A LOS PACTOS DE LA PROMESA. Como ya lo referimos en el párrafo anterior, cada detalle de lo prometido a Abraham el patriarca les fue refrendado a sus dos descendientes más próximos: Isaac y Jacob, a quienes el Padre define como los hombres de su memorial (Éx.3:6,15). Véase Gn.15:18-21; 22:16-18: 26:3-5; 28:12-14. Nosotros nos hallábamos incursos en la promesa hecha a Abraham de que en él serían benditas todas las familias de la tierra (Gn.12:1-3).
(IV) SIN ESPERANZA. Fuera del panorama redentivo, la desesperanza describe nuestra condición y destino.
(V) SIN DIOS EN EL MUNDO. Una cantidad increíble de parias e hijos del diablo, por el olvido y renunciación ancestrales, era el legado de aquellos que no conocían a Dios. ¡Nada más patético para describir nuestra triste y trágica condición!
*** (Ef.2:13) "Pero ahora en Cristo Jesús". Este versículo describe la cresta divisoria entre lo que no éramos y lo que somos hoy. No nos limitemos a la esperanza de gloria puesta en nosotros; sino del hecho en que somos INTRODUCIDOS EN ÉL (CRISTO), algo que hemos referido desde el principio para que entendamos quiénes somos en él.
*** Pablo insiste en que nuestro drama era descrito principalmente por la lejanía, privándonos de una identidad común como herederos; hasta que al venir el Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo (humanidad) (Jn.1:29) la salvación se hiciera universal, y tal como dijera Jesús, el otro redil fuera añadido, y hubiera un solo rebaño y un solo Pastor (Jn.10:16). El pacto de sangre acercaba a los concertantes, quienes caminaran sobre la misma sangre del pacto mientras eran pronunciadas las palabras de compromiso entre ambos por el sacerdote en la presencia de Dios, haciéndolos miembros de una familia pactual, uniéndolos como hermanos de sangre. Nuestra unidad tiene esa misma característica y naturaleza, como veremos más adelante.
PASTOR: EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 05/11/2014
(I) ESTAR SIN CRISTO. Reporta el estar desprovistos de los beneficios del Ungido en nosotros como algo que vendría por ello, refieriéndose a la gloria que en nosotros habitaría en calidad de esperanza (Col.1:27); pero ésta sería una realidad después de un proceso que evidenciaría esa gloria para los aspectos relacionados con nuestra herencia. Así, tras el anuncio y la amonestación particular, la enseñanza de la sabiduría nos daría la perfección que nos permitiría estar presentes ante el Señor como sello de la apostólica labor (Col.1:28-29).
(II) ALEJADOS DE LA CIUDADANÍA DE ISRAEL. Aquí se nos habla de aquello que llegó a ser la nación escogida, conteniendo en su nombre las siglas que identifican a las tres personas incluidas en el plano memorial histórico-profético, junto con sus cónyuges: Abraham-Sara; Isaac-Rebeca; Jacob-Lea; Veamos:
I Isaac, Iacob;
S Sara;
R ebeca;
A Abraham (a la que se añade la E para pronunciarla);
E (adjunta a la A para que suene fonéticamente);
L Lea.
*** Es necesario recordar que la promesa dada a Abraham le es repetida luego a Isaac y a Jacob con algunas addendas o añadiduras; y que el templo, hasta donde se cree, alberga en su base las tumbas de los patriarcas ya mencionados con sus respectivas esposas.
(III) AJENOS A LOS PACTOS DE LA PROMESA. Como ya lo referimos en el párrafo anterior, cada detalle de lo prometido a Abraham el patriarca les fue refrendado a sus dos descendientes más próximos: Isaac y Jacob, a quienes el Padre define como los hombres de su memorial (Éx.3:6,15). Véase Gn.15:18-21; 22:16-18: 26:3-5; 28:12-14. Nosotros nos hallábamos incursos en la promesa hecha a Abraham de que en él serían benditas todas las familias de la tierra (Gn.12:1-3).
(IV) SIN ESPERANZA. Fuera del panorama redentivo, la desesperanza describe nuestra condición y destino.
(V) SIN DIOS EN EL MUNDO. Una cantidad increíble de parias e hijos del diablo, por el olvido y renunciación ancestrales, era el legado de aquellos que no conocían a Dios. ¡Nada más patético para describir nuestra triste y trágica condición!
*** (Ef.2:13) "Pero ahora en Cristo Jesús". Este versículo describe la cresta divisoria entre lo que no éramos y lo que somos hoy. No nos limitemos a la esperanza de gloria puesta en nosotros; sino del hecho en que somos INTRODUCIDOS EN ÉL (CRISTO), algo que hemos referido desde el principio para que entendamos quiénes somos en él.
*** Pablo insiste en que nuestro drama era descrito principalmente por la lejanía, privándonos de una identidad común como herederos; hasta que al venir el Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo (humanidad) (Jn.1:29) la salvación se hiciera universal, y tal como dijera Jesús, el otro redil fuera añadido, y hubiera un solo rebaño y un solo Pastor (Jn.10:16). El pacto de sangre acercaba a los concertantes, quienes caminaran sobre la misma sangre del pacto mientras eran pronunciadas las palabras de compromiso entre ambos por el sacerdote en la presencia de Dios, haciéndolos miembros de una familia pactual, uniéndolos como hermanos de sangre. Nuestra unidad tiene esa misma característica y naturaleza, como veremos más adelante.
PASTOR: EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 05/11/2014
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