LIMA - PERÚ VIERNES 21 DE NOVIEMBRE DEL 2014
Efesios 4:6-7.
"Un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Pero a cada uno le fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo".
*** Introducción.- La unidad del Espíritu en cada una de sus manifestaciones, resaltará para nosotros la unidad que hemos de mantener como miembros de la Familia de Dios, y la persistencia del vínculo que procurará la realización del espiritual fluir del Paracleto en un pacífico mover, que se identificará como corpóreo; integrándonos a todos en una participación pluralista y singular al mismo tiempo; entrenándonos para correr de modo convergente, siguiendo la inspiración y la dirección que el Espíritu haga caber en cada rendido corazón, en santa obediencia y en una correcta perspectiva participacional que honre nuestro llamamiento original, y que mantenga la esperanza inIcial en alto, perpetuando nuestra vocación en una definida línea de acción.
*** Cuando el Espíritu nos unifica, nos dirige y nos usa en forma sostenida y mancomunada, puede verse el obrar Señorial en el concierto de la Unidad, precisando los actos de fe, y las confesiones inherentes que faculten su obrar, empapándonos en una bendita y líquida corroboración de arriba venida, que nos conducirá de la mano hasta el acceso directo al Padre, como veremos a continuación.
*** (Ef.4:6) A) UN DIOS.- Aquí, Pablo nos lleva al plano creacional y al de la más pura veneración y adoración dedicada al Creador-Redentor por ser quien es, y porque la adoración es nuestra fuerza vinculante con el Padre eterno, y la razón de nuestro progresivo empoderamiento para una ideal realización en el plano célico-pedestre (Is.45:21-23,22e).
(B) Y PADRE DE TODOS.- aquí el apóstol apunta a la naturaleza sustentatoria del Padre de los espíritus (apuntando al panorama familiar trascendente), la necesidad de santificar su naturaleza para que el reino venga, y la tierra sea tan bendecida como el cielo, recibiendo nuestro diario sustento, etc. (Mt.6:9-15)
(C) EL CUAL ES SOBRE TODOS.- La guianza y cobertura divinales son parte irrenunciable de la Deidad, y la búsqueda es asegurar nuestro destino al ir en pos del Pastor de nuestras almas. Su gobernación individual y colectiva nos ha de dar seguridad, certeza, victoria, triunfo y descanso; alcanzando la posesión de nuestra herencia al permanecer bajo el comando divinal (Sal.103:17-23), y así estableceremos su Señorío, primero en nosotros, y luego en los demás.
(D) Y POR TODOS.- La identificación del Padre con sus hijos, en cuanto a su redención y su propósito, hace de cada uno de nosotros alguien importante y vital para cumplir la perspectiva divinal y cubrir el propósito, logrando así su beneplácito, viéndolo complacido en cada uno de sus redimidos.
(E) Y EN TODOS.- El ideal divino no es tener una compañía de gente que vaya en pos de él, sino que esté llena de él. La visión no es un grupo homogéneo o heterogéneo, sino la fusión divino-humana que nos hace parte de sus primogénitos, manifestando su gloria en cada uno de sus hijos, revelando su naturaleza y su esplendor en un cuerpo de muchos miembros (Ro.8:16-19).
*** (Ef.4:7) Aquí el apóstol pasa de lo global o general a lo particular y singular, cambiando nuestro panorama al dejar de hablar de los "TODOS", para tratar de "CADA UNO", haciéndonos los felices receptores de una gracia (aquí no apunta al don salvífico, sino a la habilitación o don participacional que optimizará todo nuestro obrar a nivel personal y corporativo). No hay un solo miembro del Cuerpo de Cristo que no haya recibido una dotación que lo singulariza entre sus hermanos, a la par que lo limita, porque lo hace parte de un todo, sin lo cual pierde su identidad y utilidad. El Cuerpo, en su integridad, posee un valor absoluto (Mt.16:18;Jn.15:4-5). La naturaleza "flatulenta" de algunos alucinados que se asumen como indispensables, trae más desgracias al Cuerpo que todas las huestes de maldad en un ataque masivo, convirtiéndose, por su actitud, en el eslabón más débil de esta cadena familiar, haciendo vulnerable nuestro muro de protección compuesto por cada miembro maduro en la fe.
*** Cada don adjudicado por el Señor es una fortaleza en su contexto, fuera del cual, pierde su significado y razón de ser. La medida de tu don en Cristo te hace una piedra preparada para ser ubicada al lado de las otras, componiendo el templo donde el Señor mora, todo material sobrante o rebaba, dejará fisuras o grietas que le darán al enemigo acceso a nuestra intimidad, por eso el pulido ha de ser perfecto, haciendo polvo a nuestra jactancia, hipotética sabiduría, y los diversos encantos y peculiaridades que tan importantes eran cuando no conformábamos el todo corporativo, y que ahora nos significan un estorbo. El don de Cristo, en su correcta medida, nos hace totalmente cabales, y nos asegura absoluta protección y plena aprobación.
PASTOR: EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 21/11/2014
*** Cuando el Espíritu nos unifica, nos dirige y nos usa en forma sostenida y mancomunada, puede verse el obrar Señorial en el concierto de la Unidad, precisando los actos de fe, y las confesiones inherentes que faculten su obrar, empapándonos en una bendita y líquida corroboración de arriba venida, que nos conducirá de la mano hasta el acceso directo al Padre, como veremos a continuación.
*** (Ef.4:6) A) UN DIOS.- Aquí, Pablo nos lleva al plano creacional y al de la más pura veneración y adoración dedicada al Creador-Redentor por ser quien es, y porque la adoración es nuestra fuerza vinculante con el Padre eterno, y la razón de nuestro progresivo empoderamiento para una ideal realización en el plano célico-pedestre (Is.45:21-23,22e).
(B) Y PADRE DE TODOS.- aquí el apóstol apunta a la naturaleza sustentatoria del Padre de los espíritus (apuntando al panorama familiar trascendente), la necesidad de santificar su naturaleza para que el reino venga, y la tierra sea tan bendecida como el cielo, recibiendo nuestro diario sustento, etc. (Mt.6:9-15)
(C) EL CUAL ES SOBRE TODOS.- La guianza y cobertura divinales son parte irrenunciable de la Deidad, y la búsqueda es asegurar nuestro destino al ir en pos del Pastor de nuestras almas. Su gobernación individual y colectiva nos ha de dar seguridad, certeza, victoria, triunfo y descanso; alcanzando la posesión de nuestra herencia al permanecer bajo el comando divinal (Sal.103:17-23), y así estableceremos su Señorío, primero en nosotros, y luego en los demás.
(D) Y POR TODOS.- La identificación del Padre con sus hijos, en cuanto a su redención y su propósito, hace de cada uno de nosotros alguien importante y vital para cumplir la perspectiva divinal y cubrir el propósito, logrando así su beneplácito, viéndolo complacido en cada uno de sus redimidos.
(E) Y EN TODOS.- El ideal divino no es tener una compañía de gente que vaya en pos de él, sino que esté llena de él. La visión no es un grupo homogéneo o heterogéneo, sino la fusión divino-humana que nos hace parte de sus primogénitos, manifestando su gloria en cada uno de sus hijos, revelando su naturaleza y su esplendor en un cuerpo de muchos miembros (Ro.8:16-19).
*** (Ef.4:7) Aquí el apóstol pasa de lo global o general a lo particular y singular, cambiando nuestro panorama al dejar de hablar de los "TODOS", para tratar de "CADA UNO", haciéndonos los felices receptores de una gracia (aquí no apunta al don salvífico, sino a la habilitación o don participacional que optimizará todo nuestro obrar a nivel personal y corporativo). No hay un solo miembro del Cuerpo de Cristo que no haya recibido una dotación que lo singulariza entre sus hermanos, a la par que lo limita, porque lo hace parte de un todo, sin lo cual pierde su identidad y utilidad. El Cuerpo, en su integridad, posee un valor absoluto (Mt.16:18;Jn.15:4-5). La naturaleza "flatulenta" de algunos alucinados que se asumen como indispensables, trae más desgracias al Cuerpo que todas las huestes de maldad en un ataque masivo, convirtiéndose, por su actitud, en el eslabón más débil de esta cadena familiar, haciendo vulnerable nuestro muro de protección compuesto por cada miembro maduro en la fe.
*** Cada don adjudicado por el Señor es una fortaleza en su contexto, fuera del cual, pierde su significado y razón de ser. La medida de tu don en Cristo te hace una piedra preparada para ser ubicada al lado de las otras, componiendo el templo donde el Señor mora, todo material sobrante o rebaba, dejará fisuras o grietas que le darán al enemigo acceso a nuestra intimidad, por eso el pulido ha de ser perfecto, haciendo polvo a nuestra jactancia, hipotética sabiduría, y los diversos encantos y peculiaridades que tan importantes eran cuando no conformábamos el todo corporativo, y que ahora nos significan un estorbo. El don de Cristo, en su correcta medida, nos hace totalmente cabales, y nos asegura absoluta protección y plena aprobación.
PASTOR: EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 21/11/2014
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