LIMA - PERÚ DOMINGO 02 DE NOVIEMBRE DEL 2014
Efesios 2:8-9.
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras para que nadie se gloríe".
*** La Gracia, asumida como bondad inmerecida, nos fue expuesta por el apóstol en su plano multidimensional y total, abarcándolo todo desde el principio hasta el final, Así como Lázaro estaba muerto, y no pudo salir de la tumba hasta que Cristo lo llamó; así ha pasado con nosotros, quienes estuviéramos muertos en nuestros delitos y pecados (una condición sin remedio de la que no podíamos ni queríamos salir, estando condenados por nuestra elección y nuestra línea conductual, que tuviéramos como una vida estandarizada, y globalmente definida).
*** Nada en el ser humano irredento tenía una perspectiva diferente, habiendo aceptado su manera de vivir como el estándar que lo llevara a un destino religiosamente hermoso; filosóficamente ansiado (con los pensamientos más inverosímiles y variopintos), y "universalmente aceptado", soñando con un futuro compuesto por la imaginación y la imaginería en todas las dimensiones que pudieran pensarse; ausentes de la revelación divina; misma que fuera rechazada y desechada desde tiempo inmemorial, quedando como remotos vestigios lo que aún circulara por las bocas viejas, las tradiciones, las supersticiones, las adiciones románticas, trágicas y las clásicas, forjando un mundo ideal y sincretista que conservara ciertos visos de lo adámicamente recordable.
*** Esta inconsciencia del panorama divinal, a nivel del mundo gentil, mantenía la raza humana en jaque, y solamente la casta judía había mantenido el testimonio divinal vigente, y en ese tiempo, el apóstol intentaba ubicar las aturdidas mentes del gentilicio en el panorama espiritual correspondiente. Ninguna colaboración o ayuda se espera de un muerto, y la vida que habrá de surgir por efectos de la gracia impartida y compartida, serían de manera directa por causa del divino fluir. Así, el constante oír y la actividad que propiciara el Espíritu Santo mediante la persuasión, trajeron a existencia la fe en la gracia que se les compartiera.
*** Tal como el Espíritu se moviera sobre la faz de las aguas en el plano creacional en Gn.1:2 (las aguas representan los pueblos,naciones y lenguas), el Espíritu comenzó a
(I) Iluminar (Vs.3-5)
(II) Separar las esferas (Vs.6-8);
(III) Separar las aguas de arriba de las de abajo, haciendo productiva la tierra (Vs.9-13); ASÍ PRODUJO LA FE EN NOSOTROS, haciéndonos ver la necesidad de arrepentinos, la posibilidad de hacerlo mediante el evangelio, y permitir que el Sol (Cristo), la Luna (La Iglesia) y las estrellas (los creyentes que aceptaran la justicia adjudicada), aparecieran en el día cuarto, señalando su tiempo y su opción en las edades para ser parte de la herencia de los santos en luz (Ello nos permite contar los tres brazos del candelero -de derecha a izquierda-, más el cuarto, la caña central -que representa a Jesús viniendo en mitad de la edad, e inaugurando los tiempos postreros- los tres brazos del lado izquierdo, representando los dos mil años de gracia y el establecimiento del Reino en el ritmo de las edades). SÍ, TODO FUE LA OBRA DIVINA POR EL FLUIR DE LA PALABRA, MINISTRANDO SU GRACIA POR LA FE QUE VIENE POR EL OÍR Y EL OÍR, estableciendo la realidad en la que vivimos nos movemos y somos (Hch.17:26-28) ¡Aleluya!
*** La Gracia, igual que la placenta que guarda con seguridad su valioso contenido hasta que estemos plenamente formados (Gá.4:19), asegura aquello que, dotado por Dios (nueve dones clasificados), producirá el fruto que llenará de satisfacción el corazón del Padre: El Fruto del Espiritu en sus nueve manifestaciones. De ese mismo modo la estatura y plenitud de Cristo (Ef.4:13), habrá de manifestarse por el trabajo corporatvo en la unidad del Espíritu (Ef.4:15-16), Podemos declarar confiadamente que tanto la fe como la gracia son dones divinos, eximiendo de todo mérito humano el panorama salvífico que nos retorna a Dios, y asegura así nuestro destino por causa del acoplamiento célico-pedestre. La gloria, imagen y semejanza de la que Adán estuviera revestido, no lo eximió de su labor en el Huerto, debiendo guardarlo y labrarlo, produciendo fruto para Dios y para Vida Eterna.
PASTOR: EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 02/11/2014
*** Nada en el ser humano irredento tenía una perspectiva diferente, habiendo aceptado su manera de vivir como el estándar que lo llevara a un destino religiosamente hermoso; filosóficamente ansiado (con los pensamientos más inverosímiles y variopintos), y "universalmente aceptado", soñando con un futuro compuesto por la imaginación y la imaginería en todas las dimensiones que pudieran pensarse; ausentes de la revelación divina; misma que fuera rechazada y desechada desde tiempo inmemorial, quedando como remotos vestigios lo que aún circulara por las bocas viejas, las tradiciones, las supersticiones, las adiciones románticas, trágicas y las clásicas, forjando un mundo ideal y sincretista que conservara ciertos visos de lo adámicamente recordable.
*** Esta inconsciencia del panorama divinal, a nivel del mundo gentil, mantenía la raza humana en jaque, y solamente la casta judía había mantenido el testimonio divinal vigente, y en ese tiempo, el apóstol intentaba ubicar las aturdidas mentes del gentilicio en el panorama espiritual correspondiente. Ninguna colaboración o ayuda se espera de un muerto, y la vida que habrá de surgir por efectos de la gracia impartida y compartida, serían de manera directa por causa del divino fluir. Así, el constante oír y la actividad que propiciara el Espíritu Santo mediante la persuasión, trajeron a existencia la fe en la gracia que se les compartiera.
*** Tal como el Espíritu se moviera sobre la faz de las aguas en el plano creacional en Gn.1:2 (las aguas representan los pueblos,naciones y lenguas), el Espíritu comenzó a
(I) Iluminar (Vs.3-5)
(II) Separar las esferas (Vs.6-8);
(III) Separar las aguas de arriba de las de abajo, haciendo productiva la tierra (Vs.9-13); ASÍ PRODUJO LA FE EN NOSOTROS, haciéndonos ver la necesidad de arrepentinos, la posibilidad de hacerlo mediante el evangelio, y permitir que el Sol (Cristo), la Luna (La Iglesia) y las estrellas (los creyentes que aceptaran la justicia adjudicada), aparecieran en el día cuarto, señalando su tiempo y su opción en las edades para ser parte de la herencia de los santos en luz (Ello nos permite contar los tres brazos del candelero -de derecha a izquierda-, más el cuarto, la caña central -que representa a Jesús viniendo en mitad de la edad, e inaugurando los tiempos postreros- los tres brazos del lado izquierdo, representando los dos mil años de gracia y el establecimiento del Reino en el ritmo de las edades). SÍ, TODO FUE LA OBRA DIVINA POR EL FLUIR DE LA PALABRA, MINISTRANDO SU GRACIA POR LA FE QUE VIENE POR EL OÍR Y EL OÍR, estableciendo la realidad en la que vivimos nos movemos y somos (Hch.17:26-28) ¡Aleluya!
*** La Gracia, igual que la placenta que guarda con seguridad su valioso contenido hasta que estemos plenamente formados (Gá.4:19), asegura aquello que, dotado por Dios (nueve dones clasificados), producirá el fruto que llenará de satisfacción el corazón del Padre: El Fruto del Espiritu en sus nueve manifestaciones. De ese mismo modo la estatura y plenitud de Cristo (Ef.4:13), habrá de manifestarse por el trabajo corporatvo en la unidad del Espíritu (Ef.4:15-16), Podemos declarar confiadamente que tanto la fe como la gracia son dones divinos, eximiendo de todo mérito humano el panorama salvífico que nos retorna a Dios, y asegura así nuestro destino por causa del acoplamiento célico-pedestre. La gloria, imagen y semejanza de la que Adán estuviera revestido, no lo eximió de su labor en el Huerto, debiendo guardarlo y labrarlo, produciendo fruto para Dios y para Vida Eterna.
PASTOR: EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 02/11/2014
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