lunes, 11 de agosto de 2014

Otro evangelio, sea anatema


  1. LIMA - PERÚ DOMINGO 10 DE AGOSTO DEL 2014

    GÁLATAS 1:8-9

    "Mas si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema".

    *** La perturbación de los hermanos, obedecía a la perversión de la doctrina evangélica por parte de los agentes del enemigo. Los giros, cambios y aderezos que el maligno le pusiera al evangelio del reino trastornaban el entendimiento del pueblo de Dios en las regiones de Galacia, y se requería deslindar tales afirmaciones que circularan como de apostólico cuño. Pablo se expresará en los términos más duros que podemos hallar en el nuevo testamento, lanzando una doble maldición: sobre tal evangelio, y sobre los ministros perversos que lo compartían.
    *** Pablo asevera que si cualquiera del equipo ministerial que fuera con él a Galacia se presentara ante ellos adicionando o mermando la Palabra compartida, fuese rechazado de plano. La pureza de la Palabra que se diera a conocer entre ellos como sana doctrina, no podía ser alterada ni mejorada, asumiendo la necesidad de ceñirse "ad pedem literae" (al pie de la letra) a todo lo enseñado como el cuerpo doctrinal básico que hasta hoy alumbra el entendimiento de los genuinos hijos de Dios (2Ti.3:13-17).
    *** El apóstol adiciona también a cualquier predicador celestial que pretenda enseñarles algo distinto a lo sancionado, considerando que la Palabra que se asignara como el lenguaje del reino de los cielos le había sido asignada a los apóstoles de modo directo (Mt28:18-20). Recordemos que el ángel que se le enviara a Cornelio no adelantó nada al centurión, sino que le dijo que había un portador del mensaje a quien deberían acudir, Pedro en este caso (Hch.10), y tras el encuentro de Pablo en Jerusalén con el pescador de Galilea, se acordó que Pablo se encargaría de propagar el evangelio entre los gentiles, y Pedro y los otros, a los de la circuncisión, que se verá más adelante en este texto de las Escrituras (Gá.2:9).
    *** Ninguna intromisión terrena o celeste era bienvenida, y cualquier cambio o adición era cuestionada por Dios, y maldecida de modo irreversible. Así, pues, cualquier marca distintiva en lo predicado o propalado por estos ministros de iniquidad, debía ser rechazado y maldecido (anatema). Independientemente de que el cambio fuera notorio o sutil, simple o complicado; la "diferencia" lo hacía maldito. De ese modo, la tierra y el cielo tenían el veto al respecto, y la firme resolución apostólica colocaba bajo maldición a quienes ministren esta mezcla dispensacional que busca invalidar la Palabra de nuestra redención en conformidad a la voluntad del Padre (Gá.1:8-9).
    *** Volviendo al plano pedestre, Pablo aduce que si "ALGUNO" predica un evangelio diferente del que ya se había compartido, caería bajo el anatema o maldición divinal. El coraje paulino tenía toda la razón y la intención de purificar la mentalidad de las iglesias Gálatas, porque esta falsa doctrina no se limitaba a retrasar al pueblo de Dios, sino que anulaba el panorama de la santificación en orden al fluir por el espíritu, destruyendo toda perspectiva futura, colocando el avance espiritual como una falacia y un sentido frustro como único "fruto" (Gá.3).
    PASTOR: EFRAÍN ARTURO CHÁVEZ ESPARTA 10/08/2014

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